El ritmo normal del corazón es el ritmo sinusal con una frecuencia entre 60 y 100 latidos por minuto. Una arritmia se define como la perdida del ritmo sinusal normal. Habitualmente las arritmias se dividen en dos grandes grupos: las bradiarritmias, en las que la frecuencia cardiaca se encuentra por debajo de lo normal, y las taquiarritmias, en las que la frecuencia cardiaca rebasa el límite superior normal.
Hay que tener en cuenta que la frecuencia cardiaca normal depende de las circunstancias, de las demandas del organismo. Aunque existe un frecuencia intrínseca del nodo sinusal, la modulación por parte del sistema nervioso vegetativo se adapta a las necesidades del individuo en términos de necesidades metabólicas, ejercicio físico, estrés, etc.
En el corazón hay muchas estructuras capaces de marcar el ritmo; sin embargo, el marcapasos fisiológico es el nódulo sinusal, porque tiene la frecuencia de descarga más rápida que otras estructuras, como el nodo auriculoventricular o el haz de His. No obstante, en circunstancias en las que el nodo sinusal no funcione adecuadamente y no pueda mantener una frecuencia cardiaca adecuada, un foco inferior (si su frecuencia de descarga es superior) “tomará el mando”, como por ejemplo el nodo auriculoventricular.