Cuando hay sospecha de angina estable en base a clínica se debe:
- Recoger historia de factores de riesgo, incluyendo historia familiar de cardiopatía isquémica comprobada prematura (antes de los 50 años) en familiares de primer grado.
- Proceder con la exploración física a fin de descartar otras causas de angina o dolor torácico (estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica obstructiva, pericarditis). No olvidar tomar la TA.
- Solicitar ECG y analítica que incluya colesterol total, triglicéridos y colesterol HDL, así como glucemia.
- Recomendar al paciente que tome nitroglicerina sublingual cuando tenga dolor, ya que sirve en parte para conocer la respuesta a este fármaco, lo cual puede ayudar en el diagnóstico.
- Si el paciente está en situación realmente estable, esto es, si las crisis no son muy frecuentes y ceden fácilmente con el reposo, no es necesario instituir de inmediato tratamiento de base, sino que puede esperarse a realizar la ergometría.
- Solicitar una ergometría, o prueba de esfuerzo convencional, si el enfermo tiene capacidad de esfuerzo y no presenta alteraciones basales del ECG que dificulten su interpretación. Esta prueba sirve para confirmar la naturaleza isquémica de la angina y para valorar su severidad, que está ligada al pronóstico.
Los datos de severidad en la prueba de esfuerzo son la positividad precoz o la evidencia de afectación coronaria extensa, lo que se traduce en:
- Positividad en primer estadio del protocolo de Bruce (primeros tres minutos de ejercicio suave) o antes de alcanzar una frecuencia cardíaca de 100 ppm.
- Descenso del ST superior a 2 mm en dos o más derivaciones.
- Retraso en recuperar la normalidad al cesar el ejercicio.
- Descenso de la tensión arterial sistólica con el ejercicio.
- No es necesario solicitar ecocardiograma salvo si el enfermo ha padecido un infarto previo para valorar la función ventricular, si presenta clínica concomitante de insuficiencia cardiaca, o si existen dudas diagnósticas sobre la presencia de estenosis aórtica, etc.