La insuficiencia aórtica puede cursar sin síntomas durante años, a excepción de la percepción del latido hiperquinético, sobre todo en cuello y precordio. Cuando aparecen síntomas son los de insuficiencia cardiaca (disminución de tolerancia al esfuerzo, disnea, ortopnea, etc.). Esta situación se produce cuando ya existe una gran dilatación ventricular y deterioro de la función sistólica.
La dilatación de la raíz aórtica (anuloectasia aórtica primaria o secundaria, por ejemplo, a hipertensión arterial) puede hacer que las valvas aórticas sean incapaces de cerrar un anillo aórtico dilatado, originando así una insuficiencia aórtica.