La estenosis mitral supone una dificultad para que esa válvula se abra adecuadamente durante la diástole, con la consiguiente obstrucción de mayor o menor grado al paso de la sangre de la aurícula al ventrículo izquierdo.
La etiología predominante, en este caso, sigue siendo la reumática. El proceso inflamatorio evoluciona a lo largo de los años, pudiendo transcurrir quince años o más desde el brote de fiebre reumática hasta que se manifiestan clínicamente las consecuencias de la estenosis mitral. Los cambios que supone este proceso inflamatorio son retracción y fibrosis de las valvas, que finalmente se calcifican, fusión de las comisuras y afectación del aparato subvalvular.
El aspecto final del orificio mitral se asemeja a una boca de pez, aunque en algunos casos la calcificación extensa puede condicionar una estructura tan rígida que es incapaz de abrirse más en diástole o cerrarse en sístole; en estos casos se produce una doble lesión mitral (estenosis más insuficiencia). La fiebre reumática es un proceso cada vez más infrecuente en nuestro país, por lo que los casos nuevos de valvulopatía reumática -incluyendo la estenosis mitral- son raros. Los pacientes afectados por este proceso suelen ser de edad media o avanzada.