La tensión arterial elevada (hipertensión arterial, HTA) es también un importante factor de riesgo, que en España afecta a casi una cuarta parte de la población, siendo el porcentaje más elevado en los grupos de edad avanzada. El control de las cifras de tensión requiere con frecuencia el empleo de medicamentos, pero ciertas medidas que tienen que ver con el estilo de vida pueden ser muy útiles: un ejercicio adecuado, una alimentación correcta y evitar el sobrepeso. Estas mismas medidas son también útiles para intentar corregir otro de los factores de riesgo fundamentales: el colesterol.
En numerosos estudios epidemiológicos se ha identificado la HTA como factor de riesgo para enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, enfermedad cerebrovascular, vasculopatía periférica, insuficiencia renal y, más recientemente, fibrilación auricular. También existen datos que relacionan la HTA con reducción de la función cognitiva y con demencia. Datos que han incluido a más de un millón de personas indican que la mortalidad por enfermedad coronaria aumenta de forma progresiva y lineal desde niveles de tensión tan bajos como 115/75 mmHg en adelante.
Las personas con HTA tienen con frecuencia otros factores de riesgo CV: diabetes, resistencia a la insulina y dislipemia.
Definición y clasificación de los niveles de tensión arterial según las Guías sobre Prevención Cardiovascular de la Sociedad Europea de Cardiología