El electrocardiograma muestra crecimiento ventricular izquierdo, que se traduce en retraso de la deflexión intrínseca y negatividad de ST y T («sobrecarga») pero que, en pacientes ancianos, no suele acompañarse de grandes voltajes de la onda R en precordiales izquierdas. Aunque es inhabitual, la ausencia de signos electrocardiográficos de crecimiento izquierdo no excluye la existencia de estenosis aórtica severa. El crecimiento de la aurícula izquierda suele traducirse en negatividad amplia de la P en V1. Cuando hay afectación del sistema de conducción pueden aparecer trastornos de la conducción intraventricular y auriculoventricular.
La radiografía de tórax puede ser normal en la estenosis aórtica severa, salvo en estadios finales de dilatación ventricular. Es frecuente observar una dilatación postestenótica de la raíz aórtica, aunque este hecho puede ser atribuido a elongación aórtica en personas ancianas. También suele existir calcificación valvular, si bien este dato es más fácil de registrar en la fluoroscopia que en la radiografía; la mejor posición es la lateral. La ausencia de calcificación debe hacer pensar que es difícil que la estenosis sea severa; sin embargo, la afirmación contraria no es cierta, pues pueden existir calcificaciones valvulares o perivalvulares sin estenosis significativa.
La válvula aórtica no siempre es fácilmente analizable mediante ecocardiografía convencional, siendo el dato más constante la detección de depósitos cálcicos. Se consiguen mejores registros con la ecocardiografía transesofágica. Lo que sí se puede es calcular el gradiente transaórtico mediante Doppler, gradiente que es reflejo de la severidad de la obstrucción si el registro es bueno y se toma en consideración la frecuencia cardiaca y el gasto cardiaco del paciente.