El tratamiento crónico del infarto de miocardio incluye medidas de prevención secundaria para evitar un nuevo accidente isquémico. Entre ellas figuran:
- La rehabilitación cardiaca, mediante un programa de ejercicio físico progresivo adaptado a la situación del paciente.
- El control de los factores de riesgo: no fumar, tratar la HTA, etc.
- La administración de aspirina a bajas dosis, un IECA y un betabloqueante, fármacos que, en ensayos clínicos, han demostrado ser capaces de reducir la mortalidad, en particular si el infarto ha sido de cierta extensión.
- Una estatina para reducir los niveles de LDL colesterol, independientemente de los niveles basales, pues éstos son enfermos de muy alto riesgo de recidiva.