Entre un 40 % y un 50 % de los pacientes con insuficiencia cardiaca presentan una función sistólica del ventrículo izquierdo conservada. Con frecuencia estos casos se denominan «insuficiencia cardiaca diastólica» y se deben a una alteración de la relación diastólica ventricular presión-volumen, que hace que para un mismo volumen de llenado diastólico la presión correspondiente sea mayor que la que presentan sujetos normales. La consecuencia, al igual que sucede en la insuficiencia cardiaca con función sistólica deprimida, es una elevación de la presión de llenado, que es la que da lugar a las manifestaciones clínicas de disnea y elevación de la presión venosa.
La causa más frecuente de este proceso es la afectación cardiaca de origen hipertensivo, con hipertrofia ventricular izquierda, que altera las propiedades diastólicas del ventrículo y, por tanto, su presión de llenado. No es infrecuente que la aparición de arritmias auriculares, y particularmente la fibrilación auricular que condiciona la pérdida de la contracción de la aurícula, contribuya a agravar el cuadro. La alteración de la secuencia de contracción intraventricular, como sucede en el bloqueo de rama izquierda, constituye también otro factor agravante por la repercusión que tiene sobre la diástole ventricular.
Hay que tener en cuenta que muchos de los enfermos con disfunción diastólica ventricular presentan también, como consecuencia de la hipertrofia ventricular izquierda, una disminución de la reserva coronaria; el aumento de la presión diastólica ventricular contribuye a reducir la presión de perfusión coronaria, pudiendo constituir un factor sobreañadido de isquemia miocárdica.
La insuficiencia cardiaca diastólica (también denominada «insuficiencia cardiaca con función sistólica conservada») afecta más a la mujer y no comporta un pronóstico más benigno que la insuficiencia cardiaca con depresión de la contractilidad ventricular.