El consumo metabólico del corazón en situación no contráctil es sólo una pequeña fracción (entre un 10 y un 20 %) del consumo originado por la contracción; a su vez éste es función principalmente de la tensión de pared del miocardio ventricular y de la frecuencia cardiaca. La tensión de pared es a su vez directamente proporcional a la presión intraventricular y al radio de la cavidad, e inversamente proporcional al grosor de la pared. En ausencia de obstrucción al tracto de salida del ventrículo izquierdo (estenosis aórtica, miocardiopatía hipertrófica obstructiva), la presión sistólica aórtica puede substituir a la presión intraventricular.
La contractilidad miocárdica influye también en el consumo miocárdico de O2, aunque en determinadas situaciones el aumento de la contractilidad puede compensarse con una disminución del volumen ventricular, lo cual genera un resultado nulo sobre el consumo de O2.