La hipopotasemia puede ser consecuencia del tratamiento diurético y debe vigilarse por su potencial arritmogénico; cuando se administran concomitantemente inhibidores de la enzima conversora de angiotensina y antialdosterónicos puede aparecer hiperpotasemia inducida.
El deterioro de la función renal debe evaluarse mediante el aclaramiento renal, calculado mediante las fórmulas de Cockcroft-Gault o MDRD, y no simplemente midiendo la urea o la creatinina. Su empeoramiento es un signo de mal pronóstico, aunque puede deberse a mala perfusión renal por exceso de tratamiento diurético. La función hepática puede estar alterada si existe hepatomegalia de estasis, con elevaciones de ASAT y ALAT y, más raramente, prolongación del tiempo de protrombina e ictericia.
El péptido natriurético cerebral (BNP) se ha considerado recientemente como un añadido útil en el diagnóstico de la insuficiencia cardiaca. La elevación del BNP (o su fragmento inactivo, NT-pro BNP) traduce un aumento de estrés intraventricular y se ha relacionado con el pronóstico y la respuesta al tratamiento. El BNP aumenta con la edad y las mujeres presentan valores más elevados, mientras que estos valores pueden ser artificialmente bajos en los individuos obesos. El valor predictivo negativo del BNP es muy elevado en la insuficiencia cardiaca, por lo que puede servir para excluir causas no cardiacas de disnea, mientras que su valor predictivo positivo es menor por la existencia de una serie de causas de falsos positivos.