La insuficiencia mitral es un problema mecánico y, como tal, sólo puede solucionarse por medios mecánicos. Las técnicas quirúrgicas empleadas son el reemplazo valvular mitral por una prótesis que, en el caso de ser mecánica, requiere de anticoagulación oral de por vida. A su vez la prótesis puede implantarse conservando parte del aparato valvular mitral -lo que parece que preserva mejor la función y arquitectura ventricular- o sin conservarlo.
La alternativa al reemplazo valvular es la plastia mitral, intervención que tiene menos riesgo, evita implantar una prótesis, pero exige una anatomía favorable de la válvula y un cirujano con experiencia en ese tipo de intervenciones.
Elección del momento de la cirugía: debe considerarse la cirugía en los pacientes que persistan con síntomas a pesar del tratamiento médico y en aquellos en los que, aun en estado asintomático, se aprecie una depresión de la función ventricular (fracción de eyección por debajo de 0,60) o una dilatación progresiva del ventrículo (diámetro telesistólico del VI superior a 45 mm). La razón es que si se produce un deterioro de la función ventricular ese deterioro persistirá tras la intervención quirúrgica, e incluso puede empeorar al aumentar la postcarga global del ventrículo.
Alternativamente, la presencia de fibrilación auricular o de hipertensión pulmonar pueden ser también indicación de cirugía, sobre todo si existe la posibilidad de reparación en vez de substitución de la válvula enferma por una prótesis.