El metabolismo miocárdico es elevado, y se encuentra sujeto a amplias y rápidas fluctuaciones, como sucede durante el ejercicio físico. Dado que la obtención de energía miocárdica es dependiente casi en su totalidad del metabolismo aeróbico, la circulación coronaria debe adaptarse para proporcionar O2 al miocardio en cantidades rápidamente cambiantes. De hecho, el flujo miocárdico basal, que es de alrededor de 0,8 ml/g/min, puede llegar a aumentar de cinco a seis veces. La diferencia entre el flujo coronario basal y el máximo posible se denomina reserva coronaria.
El aporte miocárdico de O2 depende del flujo coronario y del contenido en O2 de la sangre arterial. A su vez el flujo coronario depende fundamentalmente de la presión de perfusión coronaria y de las resistencias coronarias.
Demanda de O2 |
Aporte de O2 |
– Tensión de pared
- Presión
- Radio
– Frecuencia cardiaca
– Contractilidad
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– Flujo coronario
- Presión
- Resistencia
– Capacidad transporte
– Extracción de O2
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La extracción miocárdica de O2 es elevada en situación basal, siendo la saturación de O2 de la sangre del seno coronario más baja que en otros territorios venosos; por ello, la posibilidad de incrementar el consumo de O2 aumentando su extracción es limitada. De hecho, aproximadamente un 75 % del contenido de O2 de la sangre arterial es extraído basalmente, pudiendo alcanzarse en caso de necesidad un 90 %. Por ello, la reserva coronaria depende sobre todo de las variaciones del flujo coronario.