Los datos epidemiológicos sobre la insuficiencia cardiaca no son concordantes. Posiblemente, al menos en parte, esto se debe a la dificultad de conseguir una definición homogénea de lo que es insuficiencia cardiaca para amplios grupos de población. El problema se ve agravado por la creciente importancia de la insuficiencia cardiaca con función sistólica preservada del ventrículo izquierdo, donde el diagnóstico puede ser difícil en presencia –como es lo habitual– de patología acompañante. Se han propuesto distintos índices basados en la consideración de una serie de datos que reciben diferente puntuación. Se establece el diagnóstico de insuficiencia cardiaca cuando se supera cierto valor, como el índice de Framingham, o los derivados del estudio de Goteborg, que incluyen una valoración por puntos de la disnea, así como un índice cardiaco y otro pulmonar.
La insuficiencia cardiaca queda establecida como puntuación cardiaca de 1 o más, más disnea y/o tratamiento diurético e índice pulmonar de 0.