Los grandes pensadores del siglo XX, los que con su visión cambiaron la imagen del mundo, son sin duda los físicos que establecieron las bases de la relatividad y la mecánica cuántica. Casi todos ellos (Einstein, Heisenberg, Schröedinger…) obtuvieron el Premio Nobel por trabajos llevados a cabo antes de cumplir los treinta años de edad. Es en esos años cuando la mente humana es más creativa, y cuando se está en disposición de ver el mundo con ojos nuevos.
¿Y qué hacen a esa edad nuestros médicos jóvenes/estudiantes de Medicina, sin duda lo mejor de su generación como demuestra su éxito al superar los exigentes procesos de selección a que se ven sometidos? Abrumados por la necesidad de dominar cada vez más materias y sobrepasados por la carga de tareas que les imponemos, posiblemente cualquier cosa menos ser creativos. Es cierto que la competitividad a que se ven expuestos en el mercado laboral no deja opción a muchas alternativas, pero de alguna forma deberíamos plantearnos maneras de permitirles expresar su creatividad, sacudir las rutinas y explorar nuevos paradigmas. No solo por ellos, sino por toda la sociedad que no puede permitirse el lujo de prescindir de sus mejores profesionales en el mejor momento de sus vidas.
Eduardo de Teresa es Catedrático Emérito de Cardiología, Universidad de Málaga. Director de la Cátedra de Terapias Avanzadas en Terapia Cardiovascular de la Universidad de Málaga.