La Asociación Americana del Corazón, uno de los principales promotores en investigación cardiovascular, elabora su lista anual de los principales avances científicos en enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares. Estos son, a su criterio, los diez mayores logros de 2016.
Mutaciones que influyen en la enfermedad coronaria, estrategias de recuperación de coágulos en accidentes cerebrovasculares, técnicas de estilo de vida saludable para superar el destino genético... todo esto —y más— fue parte del innovador trabajo de los investigadores sobre enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular que se publicó en 2016.
La AHA no ofrece una jerarquización de los 10 logros en investigación señeros en 2016, pero indica los siguientes:
En algunos grupos de alto riesgo, las terapias adicionales ayudan a prevenir un segundo accidente cerebrovascular
Investigaciones previas habían demostrado que en pacientes que esperan poder prevenir un segundo accidente cerebrovascular, el "manejo médico agresivo" —tratar y controlar el colesterol alto, la presión arterial alta y el azúcar en la sangre, así como incidir sobre estilo de vida en cuestiones como dejar de fumar y hacer ejercicio—, es mejor que tener que abrir los vasos obstruidos en el cerebro mediante un tubo de malla (stent).
Sin embargo, un estudio publicado en el Journal of American Medical Association identificó un subgrupo de pacientes con mayor riesgo de accidente cerebrovascular recurrente a pesar de este tratamiento médico, y que por tanto necesitaban nuevas terapias. El ensayo, llamado SAMMPRIS, examinó a los pacientes con obstrucción de las arterias más pequeñas en la zona más profunda del cerebro. Los investigadores hallaron que los pacientes de alto riesgo eran tanto aquellos con un accidente cerebrovascular previo en el área de la obstrucción, como aquellos con un nuevo accidente cerebrovascular o que no estaban en tratamiento con estatinas en el momento en que se participaron en el estudio.
Nuevas posibilidades para tratar a mujeres con ataques cardiacos
En 2016 hubo un estudio en hombres y mujeres con dolor torácico o que habían sufrido un ataque cardiaco que mostró algunas diferencias básicas que podrían llevar hacia nuevos y mejores tratamientos para las mujeres. A través de imágenes cardiovasculares se hallaron diferencias entre cada grupo en el tamaño, la ubicación y la apariencia de la placa. El colesterol, un material graso, puede combinarse con el calcio y otras sustancias en la sangre para formar la placa, que puede depositarse en las arterias, endurecerlas y causar aterosclerosis. La aterosclerosis es una causa importante de ataque al corazón.
El estudio, publicado en la revista de la American Heart Association, Circulation: Cardiovascular Imaging, halló que las mujeres tenían un tipo de placa que se estima que es vulnerable a través de los vasos sanguíneos, mientras que en los hombres se encontró principalmente en la parte inicial de la arteria. El modo en que las placas "se rompían" a menudo difería también. Los hombres tenían placas de mayor tamaño, aunque las mujeres del estudio tenían más factores de riesgo cardiovascular. Entender estas diferencias podría conducir, en el futuro, a un mejor diagnóstico y tratamiento para las mujeres con dolor torácico y ataque al corazón.
Más opciones para reemplazos de válvulas en ancianos
La estenosis de la válvula aórtica es un estrechamiento de la abertura en la válvula cardiaca que restringe el flujo sanguíneo y causa dolor en el pecho, fatiga, falta de aliento y, en el peor de los casos, insuficiencia cardiaca. Para los pacientes que sufren esta seria enfermedad, el tratamiento consiste en cirugía a corazón abierto con el fin de reemplazar la válvula o bien un procedimiento llamado TAVR, o reemplazo de la válvula aórtica transcatéter, que no requiere cirugía, puesto que se emplea un catéter.
Este estudio, que se centró en los pacientes de más edad, comparó la cirugía y el procedimiento TAVR observando la supervivencia y los accidentes cerebrovasculares de los pacientes de riesgo intermedio. La investigación, publicada en el New England Journal of Medicine, mostró que las tasas eran similares y que el uso de cualquiera de los procedimientos produciría resultados similares.
Un estudio a largo plazo valida un tratamiento menos invasivo para las arterias del cuello con estrechamiento
Anteriormente el tratamiento típico para el estrechamiento de las arterias carótidas —los vasos principales del cuello que proporcionan sangre al cerebro— conllevaba que se realizara una incisión en el cuello para eliminar la placa de la arteria. El procedimiento se denomina endarterectomía carotídea. Pero a esta técnica le ha ido ganando terreno un enfoque menos invasivo, que es el uso de un dispositivo de malla (stent) para abrir la arteria. La investigación publicada en marzo de 2016 en el New England Journal of Medicine, que se basa en un seguimiento de una década, otorga a la endoprótesis más validez como alternativa aceptada.
Tras la década de seguimiento indicada, los investigadores del llamado estudio CREST no hallaron ninguna diferencia significativa entre los pacientes con endarterectomía o con stents al observar el riesgo de accidente cerebrovascular durante los procedimientos, la incidencia de ataque cardíaco o muerte, o el accidente cerebrovascular posterior en confrontación con el accidente cerebrovascular original.
Mejor juntos: controlar la presión arterial y el colesterol al mismo tiempo ayuda a reducir el riesgo cardiaco
Esta investigación, llamada HOPE 3, es la combinación de tres artículos publicados simultáneamente en el New England Journal of Medicine que concluyen que reducir la presión arterial y el colesterol a la vez es mejor que hacerlo por separado. En uno de los estudios casi la mitad de los participantes era de origen asiático. Este estudio evaluó la reducción del colesterol con dosis bajas de estatinas entre diversas poblaciones de 21 países repartidos entre los distintos continentes.
Los pacientes estaban en riesgo intermedio y no tenían enfermedad cardiovascular aparente. En este trabajo los investigadores mostraron que, en comparación con el placebo, los pacientes tratados con estatinas tenían menor riesgo de eventos cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y ataques cardiacos. También proporcionaron pruebas adicionales que apoyan los beneficios de las estatinas en las poblaciones asiática e hispana.
Pruebas de que podríamos vencer a nuestros genes
Los hábitos tales como no fumar, hacer ejercicio, la dieta y el control de peso desempeñan un papel esencial en el riesgo de sufrir una enfermedad cardiaca. Pero también lo desempeña la genética. Esta investigación, publicada en el New England Journal of Medicine, encontró que podría haber una manera, al menos parcialmente, de mejorar las probabilidades de aquellas personas con alto riesgo genético.
A través de cuatro estudios con 55 685 participantes, los investigadores hallaron que entre los participantes con alto riesgo genético de enfermedad cardiovascular el estilo de vida favorable se asociaba con un riesgo relativo un 50 % menor que el de aquellos con un estilo de vida desfavorable (con factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad y la dieta).
Disparidad en el asesoramiento de mujeres y minorías con insuficiencia cardiaca
Existe un dispositivo denominado desfibrilador cardioversor implantable (DCI) que puede salvar vidas evitando la muerte súbita en personas con insuficiencia cardiaca severa. Este dispositivo alimentado por baterías, ubicado bajo de la piel y conectado al corazón con finos cables, realiza un seguimiento de la frecuencia cardiaca y hace que el corazón vuelva a la normalidad cuando late caóticamente o demasiado rápido. Sin embargo, según este estudio realizado con 21 000 pacientes y publicado en Circulation, a menudo falla el asesoramiento a las mujeres y a los pacientes de las minorías que requieren este dispositivo.
Los hallazgos del estudio muestran que hasta cuatro de cada cinco pacientes hospitalizados con insuficiencia cardiaca que requerían asesoramiento sobre el desfibrilador cardioversor implantable no recibieron tal asesoramiento, y concretamente en el caso de las mujeres y los pacientes de minorías. En cuanto a los pacientes que recibieron asesoramiento sobre el DCI, las diferencias de raza y las diferencias étnicas perduraban entre aquellos a quienes eventualmente se les implantó el dispositivo.
El desmayo puede ser un signo de embolia pulmonar en algunos pacientes
Un estudio en el New England Journal of Medicine con 560 pacientes ingresados en el hospital por desmayos —también llamados síncopes— mostró que se podían salvar vidas en caso de disponer de un criterio establecido para realizar pruebas a los pacientes en busca de coágulos pulmonares.
Anteriormente el desmayo no se consideraba un elemento de los primeros de la lista de signos y síntomas que apuntaban a la posibilidad de coágulos —también llamados embolismos pulmonares—, que pueden conducir a paro cardiaco y muerte. Pero los investigadores del estudio PESIT usaron un diagnóstico para evaluar la presencia de la embolia y encontraron que estaba presente aproximadamente en uno de cada seis pacientes (un 18 % de los pacientes).
Avanzando en el tratamiendo de accidentes cardiovasculares graves
Este metaanálisis de datos de pacientes de cinco ensayos de referencia muestra los beneficios reparadores de los stents, que atrapan grandes coágulos del cerebro. La investigación publicada en The Lancet viene a confirmar los estudios que indican que proporcionar tratamiento a tiempo a estos pacientes podría tener un impacto global.
Dos estudios guían hacia una mejor prevención de la enfermedad cardiaca
Los investigadores publicaron en 2016 dos estudios que suponen mucho de cara a nuestra comprensión sobre el riesgo de enfermedad cardiaca y cómo prevenir mejor sus resultados.
En el primero de los estudios los investigadores determinaron que reducir la presión arterial por debajo de 120/90, en comparación con 140/90, conducía a tasas significativamente inferiores de muerte y de "eventos cardiovasculares" entre los adultos de 75 años o más. El estudio, publicado en Journal of the American Medical Association, amplía los resultados del reciente ensayo SPRINT y podría ayudar a clarificar las inconsistencias acerca de cómo los médicos establecen los objetivos de presión arterial para las poblaciones geriátricas.
También en 2016, en un proyecto distinto, los investigadores identificaron una variante genética que determina si un portador puede tener menor riesgo de enfermedad coronaria que quien no tiene dicha variación génica. Este gen, llamado ANGPTL4, rige la acción de la lipoproteína lipasa —o LPL—, que desempeña un papel esencial en la descomposición de un tipo de grasa en la sangre que produce el hígado (triglicéridos). Los altos niveles de triglicéridos contribuyen al riesgo de enfermedades del corazón. En este estudio, las personas con una variación genética específica en el gen ANGPTL4 tenían niveles inferiores de triglicéridos, niveles más altos de colesterol HDL y un menor riesgo de enfermedad coronaria que aquellos que no tenían la mutación. La investigación, publicada en el New England Journal of Medicine, podría llevar a trabajar en el control de los niveles de triglicéridos y eventualmente podría suponer una nueva forma de tratar y prevenir las enfermedades del corazón.
Fuente: American Heart Association