En su número de enero de 2014, American Journal of Cardiology presta atención a un estudio liderado por Michael Goldfarb, de McGill University Health Centre (Montreal), que ha revisado los casos reportados entre el 1 de enero de 1980 y el 1 de febrero de 2013 en los que se asociara un evento cardiovascular grave con el consumo temporal de bebidas energéticas.
Los investigadores se centraron en 15 casos (cinco arritmias auriculares, cinco arritmias ventriculares, una prolongación del intervalo QT y cuatro elevaciones del segmento ST). Asimismo se incluyeron en el estudio otros dos casos de paro cardiaco de la institución de los propios autores. Del total de 17 casos, 13 afectaban a varones, 15 casos se relacionaban con edad < 30 años (el rango estudiado era de 13-58 años), y sólo había un caso de enfermedad cardiaca previa menor. En la mayoría de los casos no se hallaron anomalías cardiacas predisponentes al evento cardiovascular registrado. Cinco de los 11 casos de eventos graves afirmaron haber ingerido numerosas bebidas energéticas, otros cuatro casos indicaron haberlas ingerido asociadas con alcohol u otras drogas, y en dos casos se encontraron canalopatías. Los autores concluyen que "pese a que no puede deducirse causalidad de nuestra serie, los médicos deben preguntar rutinariamente acerca del consumo de bebidas energéticas en los casos pertinentes, y los consumidores vulnerables, como pueden serlo los jóvenes, deben saber que se recomienda precaución frente al consumo excesivo y concomitante con alcohol y otras drogas".
El consumo de bebidas energéticas y su incidencia cardiovascular ha sido también uno de los temas de la Sociedad Radiológica de Norteamérica (RSNA). El pasado 2 de diciembre, en su reunión anual, la RSNA presentaba un estudio acerca del aumento significativo de las tasas de contracción del corazón una hora después del consumo de bebidas energéticas con alto contenido de cafeína y taurina por parte de adultos sanos.
Fuentes: American Journal of Cardiology y Medical Xpress