Los datos sobre el efecto beneficioso de la aspirina en la prevención secundaria de pacientes que ya han experimentado un evento cardiovascular son bien conocidos. La siguiente pregunta es: ¿deberíamos emplear aspirina en la prevención primaria? O dicho de otra forma: ¿deberíamos todos empezar a tomar aspirina a partir de cierta edad? Los resultados de un metaanálisis de más de 100.000 pacientes, publicado en la edición online de Archives of Internal Medicine, sugieren que la respuesta es no.
Mientras que se observó una reducción de eventos cardiovasculares de un 10 %, sobre todo a expensas de infartos no mortales, el riesgo de sangrado no trivial se incrementó en un 30 %. Hay que recordar que, en casos como éstos, mientras los beneficios son máximos en los pacientes de riesgo elevado, los efectos indeseados están presentes en toda la población; por ello, la aspirina debe reservarse para pacientes en prevención secundaria o poblaciones especiales de muy elevado riesgo de eventos cardiovasculares, donde los beneficios superan a los riesgos.