El empleo de estatinas en prevención primaria en ancianos es un asunto controvertido, entre otras cosas por la escasa representación de esta población en los ensayos clínicos, y por el temor de que los posibles efectos secundarios puedan prevalecer sobre el beneficio.
JAMA publica un estudio observacional de la Administración de Veteranos estadounidense, con más de 325 000 pacientes por encima de 75 años sin patología cardiovascular previa, que sugiere que la administración de una estatina reduce, tras un seguimiento de siete años, la mortalidad global en un 25 % y la cardiovascular en un 20 %.