La restricción de sal es una medida clásica en la insuficiencia cardíaca, pero las dietas hiposódicas activan el sistema renina-angiotensina, lo que puede no ser tan bueno.
Eso sugieren dos estudios de un grupo italiano, que aboga por reducciones no tan estrictas. Es posible que el problema no radique en la limitación del sodio, sino del cloro, según comenta el nefrólogo Nayan Arora.